dimarts

las tribulaciones del estudiante Törless (robert musil)

Anhelaba sentir por fin algo concreto en su interior; necesidades definidas que establecieran una clara distinción entre el bien y el mal, entre lo útil y lo inútil; anhelaba una capacidad de elección aun cuando pudiera equivocarse; es decir, prefería en cualquier caso equivocarse a ir por el mundo sólo con la sensibilidad a flor de piel.


Dicen que existe un momento así, en el que uno se inclina, reúne energías, contiene el aliento, un instante de supremo silencio que se da en la tensísima intimidad de dos personas.


Cierra uno los ojos, deja uno por un momento de ser y, no obstante, se encuentra luego con seguridad al otro lado del abismo. A decir verdad, hace ya mucho que deberíamos estar desesperados, pues nuestro saber en todos los aspectos presenta semejantes abismos y no viene a ser otra cosa que una serie de fragmentos de puente que se extienden por un océano insondable.


Por fin, como no encontraba nada dentro de sí mismo, dirigió su curiosidad otra vez a los hechos que pudieran llegarle desde afuera, y entonces sintió el impulso de adelantarse.